jueves, 16 de agosto de 2007

Veneración


La veneración es el culto relativo dado a las imágenes de Cristo, la Virgen y los santos.
La Iglesia enseña que esta veneración no significa que las reliquias o imágenes reciban reverencia en si mismas, sino que la reverencia se dirige a Cristo y a los santos que ellas representan.

Si somos de Cristo somos miembros de su Cuerpo Místico, la Iglesia. Cristo es la cabeza del Cuerpo y cada miembro es venerado en relación a su lugar en el Cuerpo. La veneración a los santos (Griego Dulia, "servicio de veneración") y a María (Griego Hiperdulia, "mas que veneración") se distingue de la adoración la cual solo se le entrega a Dios (Griego Latria).

El honor a los santos es honor a Dios ya que encuentra su finalidad en Dios quien los creó y cuyos dones y virtudes los santos expresan. El hombre debe alabar a Dios por la creación. Pues bien, los santos de Dios, mas que otros seres, expresan la gloria de Dios. Los santos reflejan los méritos del mismo Cristo y los efectos del Espíritu Santificador que El envía.

María Santísima y los santos, por su intercesión y su ejemplo, frutos de su unión con Dios en el cielo, ministran la santificación de los fieles en la tierra, ayudándoles a crecer en virtud cristiana (ver: mediación) La veneración a los santos en ningún modo detrae o compite con la gloria dada a Dios ya que de El procede todo el bien que ellos poseen. Los santos reflejan las perfecciones divinas y sus cualidades sobrenaturales son gracias que recibieron por los méritos de Cristo ganados en la Cruz. En la liturgia de la Iglesia, los santos son venerados como santuarios de la Trinidad, hijos adoptivos del Padre, hermanos de Cristo, fieles miembros de Su Cuerpo Místico y templos del Espíritu Santo.

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